Andalucía de los niños

Hasta hace muy pocos años, la ciudad de Sevilla podía presumir de contar con un parque de maquetas único en el mundo. La representación escenográfica a escala 1:33 de los principales monumentos e hitos geográficos de la comunidad autónoma andaluza, hacía de "Andalucía de los niños" uno de los espacios más singulares y de mayor valor artístico heredados de la Exposición Universal de 1992.


El espacio expositivo al aire libre se definía como “una Andalucía análoga, es decir, no se trata de una maqueta de 10.000 metros cuadrados, ya que su estructura , distribución de elementos, relación entre ellos y tratamiento de los aspectos libres, se plantean como una integración de las reales. Con este concepto, la estructura general de distribución del parque es una interpretación del mapa de Andalucía con sus principales accidentes geográficos, donde sus ciudades y pueblos se ubican en sus lugares correspondientes”.


Parque de 'Madurodam' (Amsterdam)
Se concebía como la “guinda final” a la exposición realizada por el Pabellón de Andalucía, un "Madurodam andaluz" que la Junta pretendía tener en completo funcionamiento para la fecha de apertura del Certamen.

Mientras las diferentes maquetas de los edificios se modelaban “en materiales plásticos estables, no deformables y adecuados al aire libre” en el taller del artista marchenero Ignacio Aguilar García, la cubierta vegetal fue encargada a dos jóvenes sevillanos aficionados al arte del bonsái: Antonio Arana y Eduardo Hidalgo, que por aquellas fechas eran miembros de la “Asociación de bonsái Chokkan”.

La tarea de creación de los diferentes espacios naturales de la minimizada región se presentaba como algo complicado, principalmente porque la Junta de Andalucía les hizo el encargo entrado el año 1991, con apenas pocos meses para la inauguración de Expo '92.

Antonio Arana, que es hoy ya un consagrado bonsaista, reconoce que su intervención en "Andalucía de los niños" fue uno de los retos más grandes a los que se ha enfrentado. Con tan poco margen de tiempo, tuvo que recorrer viveros de todo el país en busca de plantones válidos, se encargó de diseñar un complejo sistema de riego por difusores y tuvo que enfrentarse al difícil modelado de cientos de arbolillos, que poco a poco constituían los pinares de Doñana, los naranjos de la Catedral de Sevilla, los cipreses de La Alhambra o la vegetación de ribera del río Guadalquivir.

Tras un colosal trabajo de mantenimiento, la vegetación complementó la belleza y el realismo de las maquetas, mostrando la riqueza urbana y paisajística de la región anfitriona de la última exposición universal del siglo XX.

La decadencia del legado verde del parque comenzó tras la clausura de la Muestra. En época de “Cartuja. El Parque de los Descubrimientos”, Partecsa, la empresa gestora del parque temático, fijó un nuevo mantenimiento del espacio escénico, el cual ya suprimía el innovador sistema de riego y el modelado de los bonsáis, propiciando la paulatina desaparición de la cubierta vegetal. Ya en la “segunda aventura temática” con Isla Mágica, y bajo el nombre de Balcón de Andalucía, el parque de maquetas permaneció abierto hasta 2011, con cuidados mínimos y con apenas el 30% de los elementos vegetales que lo conformaron.


"Andalucía de los niños" pocos días antes de su reinauguración como "River Park"


El espacio ha estado desaparecido casi en su totalidad, la mayoría de las maquetas fueron destruidas o robadas y alguna especie de las más resistentes permanecía como testigo del laborioso trabajo que realizaron estos dos apasionados del bonsái en ”Andalucía de los niños”. En abril de 2012, la pasarela que unía el parque temático "Isla Mágica"  con el parque de las maquetas fue retirada, dejando esta zona sin uso alguno y, ademas, sin acceso, abandonada a su suerte. No sería hasta 2015 cuando se le daría una solución a la penosa situación de la "Andalucía de los niños" reabriendo sus puertas en el verano de 2016 como "River Park":  un espacio de ocio y cultura para el disfrute de los sevillanos.


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